La diabetes mellitus se refiere a un grupo de enfermedades que afecta la forma en que el cuerpo utiliza la glucosa en la sangre. La glucosa es una importante fuente de energía para las células que forman los músculos y tejidos. También es la principal fuente de combustible del cerebro.
En la diabetes tipo 1, su cuerpo no produce insulina. En la diabetes tipo 2, su cuerpo no produce insulina ni la usa de manera adecuada. Sin suficiente insulina, la glucosa no puede entrar a sus células tan rápido como de costumbre. Así, se acumula en la sangre y provoca niveles altos de azúcar en sangre.
¿De qué forma la diabetes causa problemas en los pies?
El portal de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos explica que los problemas en los pies son comunes en personas con diabetes. El daño a los nervios, llamado neuropatía diabética, puede provocar entumecimiento, hormigueo, dolor o pérdida de sensibilidad en los pies.
Si no puede sentir dolor, es posible que no se dé cuenta si tiene un corte, una ampolla o una úlcera en el pie, heridas que pueden infectarse. Es posible que la infección no se cure bien porque los vasos sanguíneos dañados pueden causar un deficiente flujo sanguíneo en los pies.
Tener una infección y un flujo sanguíneo deficiente puede causar gangrena, en la que músculo, la piel y otros tejidos comienzan a morir. Si esto no mejora con el tratamiento, es posible que sea necesaria una amputación que va desde dedos, el pie o parte de la pierna que resultan dañados, con el objetivo último de salvar la vida al evitar que se propague una infección grave.
¿Cómo proteger los pies?
Lo primero es controlar los niveles de azúcar en la sangre todos los días. Esto ayudará a evitar que el daño a los nervios y vasos sanguíneos empeore.
El buen cuidado de los pies para las personas con diabetes incluye:
- Revisarse los pies todos los días: busque cortes, enrojecimiento y otros cambios en la piel y las uñas, incluyendo verrugas u otras manchas que los zapatos podrían frotar.
- Lavarse los pies todos los días: use agua tibia y jabón. No remoje los pies porque eso puede resecar la piel. Después de secarse, puede usar talco o almidón de maíz entre los dedos para absorber la humedad que puede causar infecciones.
- Preguntarle al médico cómo eliminar callos y callosidades de forma segura: La piel gruesa puede causar fricción y provocar llagas. Pero quitarlos de manera incorrecta podría dañar la piel.
- Cortar las uñas de los pies en línea recta: si le resulta difícil, acuda a un podólogo.
- Siempre use zapatos que le queden bien y calcetines o pantuflas para proteger los pies al caminar: no se recomienda andar descalzo, ni siquiera en interiores. Y asegúrese de que los zapatos sean suaves por dentro.
- Proteger los pies del calor y el frío: use protector solar en la piel expuesta y no camine descalzo en la playa. En clima frío, use calcetines gruesos en lugar de calentarlos cerca de una fuente directa.
- Mantener la sangre fluyendo: levante los pies cuando esté sentado. Mueva los dedos y haga círculos a lo largo del día. No use calcetines ajustados. Y realice muchas actividades que no sean demasiado duras, como caminar.
- Hacer que le revisen los pies en sus visitas médicas: incluso si no ha notado ningún problema.
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