¿Qué es la sarcopenia?
La sarcopenia, o pérdida de masa muscular, es un problema asociado al envejecimiento del tejido muscular y que afecta a los adultos mayores. La masa muscular se pierde de forma gradual a partir de los 30 años, acelerando el proceso a partir de los 60 años.
En torno a los 50 años se considera normal tener una masa muscular de alrededor de 40% del peso corporal, lo que posteriormente va disminuyendo, hasta llegar en algunos casos a menos del 25% sobre los 70 años, lo que se considera crítico.
En la mayoría de los casos, su aparición surge como reflejo de otras patologías, como artrosis, debilidad ósea u osteoporosis o diabetes. Si bien la disminución de la masa muscular es un proceso natural, éste se puede ver acelerado por el sedentarismo, la inmovilidad o tras un período de hospitalización
La sarcopenia puede llevar al paciente a la discapacidad y falta de independencia, además de aumentar el riesgo de caídas y fracturas o lesiones. Además de una pérdida de masa muscular, se produce un aumento del tejido graso, lo cual aumenta el riesgo de hipertensión, obesidad o diabetes.
¿Qué síntomas presenta?
Los síntomas de la sarcopenia son la masa muscular baja o pérdida gradual, menor fuerza muscular y un menor rendimiento físico.
Causas de la sarcopenia
La principal causa de la sarcopenia es el paso del tiempo y el envejecimiento, ya que en este proceso interactúan varios factores: genéticos, hormonales, cambios en el estilo de vida, pérdida de peso y pérdida de las unidades motoras de la médula espinal.
¿Se puede prevenir?
La práctica de actividad física y una forma de vida activa pueden prevenir y retrasar la aparición y progresión de la sarcopenia. Las personas que mantienen una vida activa pueden retrasar esta enfermedad y conllevan a una mayor longevidad e independencia por parte del paciente.
No existe un tratamiento concreto para la sarcopenia, pero sí existen algunos métodos que pueden retrasar su aparición. Entre ellos, la actividad física y el cuidado nutricional juegan un rol fundamental.
Ejercicio físico: el entrenamiento y ejercicio físico es clave para contrarrestar la sarcopenia, mejorando la fuerza, la resistencia y el equilibrio. Es necesario que llevar a cabo una rutina de entrenamiento de varias semanas, lo cual resulta muy efectivo en el aumento de masa muscular y de independencia del paciente.
Es importante desarrollar estrategias con programas de entrenamiento para que se mantenga, en un mayor tiempo y de la mejor manera posible, la masa y la fuerza muscular.
Nutrición: las dietas ricas en proteínas y otros nutrientes concretos aporta fuerza y disminuye el riesgo de que la sarcopenia progrese. La recomendación es llevar una dieta sana, integrando todos los grupos de alimentos con una adecuada ingesta de calorías y proteínas. Para ello, en algunos casos, debe considerarse la suplementación con proteínas.